Pre-congreso Anual: “Compartiendo saberes de paz y justicia: Latinoamérica en el espacio colombiano”

Introducción

Nuestro tercer Pre-Congreso, “Compartiendo saberes de paz y justicia: Latinoamérica en el espacio colombiano”, tuvo lugar en la Universidad de la Tierra y la Memoria Orlando Fals Borda, en Bogotá; siguiendo la tradición de los otros pre-congresos, el lugar apeló al reconocimiento de escenarios que caminan otros modos de construir conocimiento para la vida anhelada por comunidades y organizaciones.

En este encuentro desarrollamos reflexiones que, pese a tener un lugar propio en el territorio colombiano, representan realidades y preocupaciones compartidas por toda Latinoamérica. En este sentido, las cuatro Mesas que tuvieron lugar visibilizaron la memoria como un campo de lucha y transformación en contextos de desaparición forzada; ilustraron las dificultades que enfrentan quienes buscan tener un lugar propio en el mundo y su enorme capacidad de resistencia e inventiva frente a despojos, dolores y expoliaciones; discutieron las experiencias y estrategias para construir conocimiento desde un lugar epistemológico y organizativo propio, y abordaron las alternativas al desarrollo de colectivos específicos, los cuales parten de una relación distinta con la naturaleza desde una perspectiva de justicia ambiental.

En este escenario, con las palabras y sentires compartidos desde experiencias que tienen sus raíces en México, Chile, Ecuador, Costa Rica, Guatemala, Venezuela y Colombia, el pre-congreso de la Sección Otros Saberes fue una oportunidad para reconocer que las luchas y las movilizaciones sociales teorizan y hacen de la investigación un proceso para transformar la vida en territorios y contextos particulares. A continuación destacamos aspectos significativos de cada una de las mesas del pre-congreso.

Paz, justicia y memoria en América Latina

Esta primera mesa del pre-congreso versó sobre la importancia de la memoria en contextos de violencia exacerbada que incluyen la desaparición forzada, el despojo y la violencia carcelaria, racista y estatal en América Latina. Escuchamos la voz de las y los protagonistas acerca de los procesos organizativos de los que hacen parte, sus principales reivindicaciones, estrategias de acción y visiones sobre la paz y la justicia.

Andrea Aguirre nos compartió el trabajo de Mujeres de Frente, un colectivo que surgió en 2004 en Ecuador, en medio de protestas lideradas por diversos movimientos sociales; situación a la que el Estado hizo frente con violencia. Esta organización agrupa a mujeres presas y no presas que cuestionan el sistema carcelario, las condiciones precarias de vida que este implica y las particularidades de las penas y los tiempos que se toma el Estado para definirlas y asignarlas. María Herrera, una mujer buscadora de México, narró cómo su búsqueda inició por la desaparición de sus hijos Raúl y Salvador en 2008, y Luis Armando y Gustavo en 2010. En el proceso, como ocurre con otros familiares de desaparecidos, María se comprometió a encontrar a otras y otros, y con el esclarecimiento de la verdad y la materialización de la justicia, desde organizaciones como Familiares en Búsqueda María Herrera, la Brigada Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas y la Red de Enlaces Nacionales.

Paulo René Estrada, hijo de Otto René y sobrino de Julio Alberto Estrada Illescas, ambos registrados en el documento de inteligencia militar conocido como “Dossier de la Muerte” o “Diario Militar”, nos compartió su transitar por diversas organizaciones centradas en develar las maneras en que ha funcionado la violencia estatal en Guatemala. Tarea para la cual ha sido central el trabajo de memoria en las calles; el monitoreo y análisis de los casos de justicia transicional y criminalización a nivel nacional e internacional, y la creación, fortalecimiento y sostenimiento de procesos organizativos como la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos de Guatemala (famdegua).

Lina María Garzón, hermana de Carolina Garzón e integrante de Hijos e Hijas por la Memoria y contra la Impunidad (heh), organización que surgió en 2006 en Colombia en medio del proceso de desmovilización paramilitar, nos compartió la visión de heh sobre la memoria. Esta ha sido conceptualizada y practicada como un camino para la transformación social, que a su vez contiene una dimensión crítica y una aproximación desde la larga duración que integra a la comprensión del presente la historia colonial.

Margarita Canio, intelectual indígena mapuche, conectó precisamente esa historia colonial con las violencias experimentadas por este pueblo en el proceso de consolidación del Estado-nación y durante las dictaduras militares. Destacó, además, como lo primero implicó procesos de despojo; mientras que lo segundo, la desaparición principalmente de hombres mapuche, realidad invisibilizada en Chile que las mujeres mapuche buscan enfrentar con distintas estrategias, como la escritura de cartas a los desaparecidos.

Estas intervenciones surgidas desde la experiencia permitieron observar cómo en América Latina se ha instaurado un sentido común que ha hecho de la desaparición forzada, el despojo y las violencias carcelarias prácticas aceptadas. Frente a lo cual, estas organizaciones han antepuesto la dignidad humana y diversos ejercicios de memoria que dignifican a las víctimas, a los pueblos originarios y a quienes habitan las cárceles. Sus ejercicios de memoria inundan las calles, reconstruyen lo que ocurrió y lo difunden, interpelando a la ciudadanía sobre las múltiples violencias que hemos vivido en Abya Yala/Afroamérica/Nuestra América.

Migraciones y desplazamientos forzados

Esta mesa se ocupó del movimiento migratorio que tiene lugar hacia el Norte global y dentro de América Latina. Convocó testimonios de activistas y académicas que mostraron cómo cada vez es más borrosa y difícil de justificar la dicotomía entre una migración voluntaria y otra forzada, típicamente caracterizada por el desplazamiento de refugiados. Con frecuencia las violencias que causan los desplazamientos han erosionado los lazos comunitarios, que son, paradójicamente, los mismos que ofrecen estrategias de supervivencia para los y las migrantes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj nos presentó una perspectiva mesoamericana que plantea, por un lado, que desde antes del contacto colonial hubo siempre movimientos migratorios con intercambios comerciales y culturales entre los pueblos originarios. Y, por el otro, que la migración forzada por el colonialismo y la migración guatemalteca del siglo xx fueron consecuencia de procesos de transformación económica y conflicto armado; mientras que la migración del siglo xxi adquiere otras particularidades. Estas tienen que ver con su carácter indígena y femenino, con los riesgos que corren las mujeres de sufrir violencia sexual y con el hecho de que es controlada con frecuencia por el crimen organizado y la policía en lugar de los “coyotes”.

Meibi Castillo nos conmovió con su testimonio de madre migrante venezolana, hablando sobre lo que significa sobrevivir un cruce de frontera sin dinero ni documentación. Su recuento expuso que miles de mujeres se ven forzadas a utilizar los pasos irregulares para desplazarse hacia Colombia y que tienen que utilizar sus únicos recursos disponibles para sobrevivir, como el sexo transaccional o la venta de su cabello. Nos habló del maltrato, la vulnerabilidad, el nulo acceso al derecho a la salud y la pérdida de dignidad humana que experimentan al convertirse en un objeto y no poder denunciar frente a las instituciones del Estado. También resaltó el trabajo de organización de las mujeres venezolanas en Cúcuta, quienes, pese a vivir experiencias muy dolorosas, han construido estrategias para que sus hijos e hijas puedan acceder a la educación, y han acompañado en su proceso a otras mujeres migrantes.

Alberto Colín Huizar, por su lado, ofreció una perspectiva desde la academia comprometida con organizaciones sociales y observatorios ciudadanos acerca de los desplazamientos forzados y sus efectos sobre los cuerpos de las personas, con particular énfasis en el estado de Michoacán en México. Las vulnerabilidades de las personas que terminan habitando espacios como campamentos improvisados, plantea, no se limitan al trayecto migratorio, sino que también incluyen las condiciones de precariedad que se traducen en ámbitos como la enseñanza escolarizada de niños y niñas, o el sufrimiento social y la salud mental.

Estas intervenciones pusieron de presente las violencias de género, las barreras institucionales para la materialización de derechos, la precarización de estas vidas, así como las experiencias de organización y resistencia, que incluyen, como en el caso de Michoacán, la innovación por parte de maestros y maestras de herramientas psicopedagógicas que fomentan la lectura y habilitan espacios de juego comunitario, entre otras, que contrarrestan las “pedagogías de la crueldad” que producen los grupos armados.

Investigación popular y colaborativa

En el diálogo de esta Mesa nos acompañaron investigadores/as, académicos/as y activistas mestizos, indígenas y afrodescendientes de México y Colombia. Aida Hernández, académica y activista feminista, y Asunción Salinas, fundadora de la colectiva Mujeres Afromexicanas en Movimiento (muafro), presentaron el proyecto de coinvestigación “Violencias múltiples y racismo en Guerrero, hacia una justicia transformadora que contribuya a la construcción de la paz”. Explicaron que este proceso recurre a la metodología del rehilete, en cuyo centro se coloca un trabajo de documentación que escapa al ejercicio académico de recoger el dato empírico o la información. En este trabajo colaborativo, la documentación se enfoca en cómo se sienten y nombran las violencias desde las lenguas y saberes indígenas y afros, así como los efectos diferenciados que provocan en las “cuerpas” de mujeres que enferman.

El método de rehilete funciona para hacer girar un trabajo de registro de un conjunto de violencias en cuyas aspas se entrecruzan otras vertientes, como el racismo sistémico y el expolio de los territorios. Asimismo, refirieron que la documentación no se vuelve estática en el análisis, sino que tiene la finalidad de prevenir, erradicar y mejorar la atención de las violencias tanto de las mujeres defensoras como de sus comunidades. Plantean que, al desarrollarse estos trabajos en una geografía donde las violencias estatales, patriarcales, coloniales y de los poderes criminales son devastadoras y extremas, se requieren activistas y académicos/as que encarnen perspectivas y estrategias feministas de cuidado, autocuidado y acompañamiento mutuo.

De su parte, Abelardo Ramos, indígena nasayuwe y Libia Tattay, antropóloga y acompañante del pueblo nasa, expusieron la forma en que la investigación y la educación propia acompañan las proyecciones políticas del Consejo Regional Indígena del Cauca (cric). En esta lucha, la noción de educación propia contempla una pedagogía política, la cual forma a las futuras generaciones entre los conocimientos sostenidos desde las epistemologías, modos de vida y lengua nasayuwe, y otros aportes contemporáneos afines al horizonte político-comunitario.

Nos explicaron que desde el corazón del pueblo nasa, la producción del conocimiento no se parcela en disciplinas; tampoco se cierne en una institución como la universidad o la escuela, ni se práctica en el plano de la autoría individual. Por el contrario, la legitimidad y la validez del conocimiento está en su construcción comunitaria y colectiva. Por ello, en el pueblo nasa la investigación y la educación propia son indisociables de la vida misma. Es decir, se “vivencian”. Este vivenciar implica corazonar el proceso. Un proceso que abona, a través de productos y formatos de escrituras creativas, tejidas en lienzos o en piezas sonoras, a transformar las prácticas educativas y mejorar las condiciones de la vida de comuneras y comuneros.

Finalmente, Joanne Rappaport, antropóloga y acompañante investigadora del cric, comentó que, para vivenciar la investigación, en su caso la etnografía colaborativa, precisa no responder a las estructuras, métodos, técnicas o escrituras que quedan encapsuladas en los círculos académicos. Nos invitó a responder cómo a través de un proceso de investigación “sin prisa” se modifican las relaciones en la producción del conocimiento. Este cambio nos exige desestabilizar las estructuras académicas, tanto en la imposición de sus tiempos acelerados como en el sistema de evaluación y puntaje sostenido en la práctica individual. Asimismo nos invita a reconocer que las luchas, las movilizaciones sociales y los/las activistas teorizan y posicionan la investigación en un proceso en el que transforman la vida en el planeta. Una premisa que refleja el corazonar y el espíritu de la sección Otros Saberes.

Justicia climática más allá del desarrollismo

Esta mesa habilitó el diálogo entre investigadores/as y activistas indígenas, mestizos y blancos de México, Colombia y los Estados Unidos, en torno a los otros saberes que requieren las alternativas al desarrollo, la justicia ambiental y un relacionamiento otro con la naturaleza. Diana Ramírez, del Semillero de Investigación del Postdesarrollo, planteó que la crisis climática debe pensarse no solo desde sus efectos sino también desde lo que la ha ocasionado. Para esto, es fundamental comprender las particularidades del modelo colonial extractivista y su lógica de depredación voraz de elementos sustanciales para la sostenibilidad de la vida, como el agua, el aire y los bosques, esenciales para recuperar un equilibrio más armonioso de vivir con la Tierra.

Daniel Maestre, indígena kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta, planteó que junto con los otros tres pueblos de la Sierra, los wiwa, los kogui y los arhuacos, son los “guardianes del corazón del mundo”, dado que todos los seres vivos pertenecen a la misma familia y los indígenas tienen la responsabilidad de cuidar a todos: humanos, animales, naturaleza y seres inanimados. Este trabajo de cuidado lo hacen a través de rituales que respetan los ciclos naturales, así como desde procesos organizativos como la Escuela para Desaprender. Este es un espacio en el que se despliega la concepción propia de ciencia y conocimiento del pueblo kankuamo, encaminada, entre otros asuntos, a cuidar el ecosistema y el territorio.

Mitzi Violeta Cortés, del pueblo mixteco, ubicado en el estado de Oaxaca en México, pertenece a distintos colectivos de mujeres y pobladores indígenas que defienden el territorio, principalmente desde la comunicación. La Red de Futuros Indígenas, de la que hace parte, surge en 2021 y agrupa a distintos defensores del territorio y a comunicadores de México y Centroamérica. La comunicación es comprendida como una herramienta para narrar y difundir la diversidad de sus historias como pueblos indígenas, y para abordar la crisis climática como una crisis de la vida que tiene entre sus distintos orígenes los alimentos industrializados y el uso de agroquímicos. Para hacer frente a esta realidad, construyeron un recetario con sabores de sus territorios como una forma de crear otras narrativas que ofrecen esperanza a los pueblos indígenas y a las juventudes.

Para cerrar, Cristopher Loperena puso de presente las dimensiones y consecuencias del extractivismo en la costa caribeña de Honduras y en Puerto Rico. En la primera, el pueblo garífuna enfrenta varios proyectos extractivistas de desarrollo turístico y agroindustrial; en el segundo, enfrentan la destrucción del área costera al este de la capital de San Juan, constituida por comunidades afrogarifunas. Ambos lugares comparten ecosistemas de gran valor ecológico, un sistema de lagunas y manglares, así como una importante historia de lucha y de cimarronaje contra las fuerzas colonizadoras y extractivistas. Los habitantes de uno y de otro lugar enfrentan una visión desarrollista impuesta por agentes del Estado y la capital en Honduras, y por el Gobierno federal y colonial de los Estados Unidos en Puerto Rico.

Conclusiones

El III pre-congreso de Otros Saberes fue ante todo un espacio de encuentro y de reconocimiento de luchas compartidas. Fue posible comprender cómo colectivos, organizaciones y académicos/as abren espacio a vivencias y saberes que transforman. Las siguientes son unas breves reflexiones que el encuentro nos reafirmó como Sección de lasa:

  • Otros modos de conocer se trenzan con la vida y con la justicia social. En especial, se destaca el rol de la memoria como escenario de transformación social y la lucha de los familiares de personas desaparecidas en torno a reivindicar a los seres queridos que les han sido arrebatados.
  • Otras formas de conocer como el rehilete, el investigar sin prisa y la educación propia toman forma en contextos específicos. Estas iniciativas representan un conocimiento anclado en la transformación y en epistemologías particulares y localizadas que configuran nuevas perspectivas no solo a nivel teórico sino también vivencial, que al mismo tiempo son necesarias para afrontar las crisis que vivimos globalmente.
  • Viejas problemáticas siguen siendo invisibilizadas y adquieren especificidades y dimensiones concretas en el presente, como la migración. Realidad para la que es fundamental la solidaridad, los lazos comunitarios y las inventivas para construir conocimientos, alternativas y modos propios de caminar realidades nacionales y transnacionales complejas.
  • Existen iniciativas y resistencias en territorios en disputa que ponen en el centro el cuidado y la sostenibilidad de la vida. Para eso son fundamentales los modos propios de conocer, defender y comunicar el territorio, así como un relacionamiento horizontal con la naturaleza.
  • Frente a la crisis civilizatoria actual, es fundamental seguir tejiendo camino entre la academia y las organizaciones sociales. Son centrales en esta tarea la creación de espacios conjuntos en donde tengan lugar otras voces que nos siempre son escuchadas, y en donde se reconozcan otros modos de construir conocimiento y transformar nuestras realidades.

Para cerrar, aprovechamos este Boletín para invitarles al pre-congreso: Cuerpo-territorio en la ciudad: miradas cruzadas entre organizaciones locales (San Francisco/América Latina). Este encuentro tendrá lugar en San Francisco el jueves 22 de mayo. Para inscribirse al pre-congreso escribir al correo: seccionotrossabereslasa@gmail.com