Me siento a escribir este texto en tiempos difíciles. Nuestro Consejo Ejecutivo, en un reciente pronunciamiento publicado en este número de LASA Forum, ya expresó su profunda preocupación por el deterioro de la democracia, el Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos en Estados Unidos, lo cual ha prevalecido desde la toma de posesión del nuevo presidente. No obstante, los días que prosiguieron a nuestro comunicado han dado cuenta de la radicalización de las mismas políticas que denunciábamos: de las deportaciones de dudosa legitimidad, hasta el desmantelamiento y debilitamiento de la educación pública e independencia de los poderes. De manera inevitable, todo parece llevarnos a una inminente crisis constitucional.
Nuestra Asociación ha reiterado valores esenciales que coinciden con sus objetivos desde su fundación en 1966: LASA ha promovido relaciones constructivas entre Estados Unidos y América Latina, ha abanderado y defendido los derechos humanos, la libertad académica y el desarrollo colaborativo, así como la protección y el fortalecimiento de la importante labor que se lleva a cabo desde nuestras universidades y centros de investigación avanzada. Ya afirmamos en nuestro pronunciamiento que, como especialistas en América Latina, conocemos de cerca las consecuencias del autoritarismo y sus devastadores efectos. Efectos que, asimismo, impactan el presente de nuestras naciones latinoamericanas: del desconocimiento de las elecciones presidenciales en Venezuela y la sucesiva represión especialmente ejercida sobre comunidades populares, al desmantelamiento de la democracia en la Argentina y la violación de derechos humanos en El Salvador.
Nos encontramos en un punto de la historia en el que podemos dar testimonio de cómo se diseña e implementa una nueva arquitectónica del Estado. Se trata de una plataforma planetaria caracterizada por un repudio de la democracia como forma de gobierno, un nuevo pacto con billonarias corporaciones de acceso e influencia global y la hegemonía de algoritmos de mercado que impactan desde cómo compramos a cómo votamos. Ya no se trata de políticas coyunturales o giros aislados. Una vez más, vivimos una profunda transformación de la manera como percibimos y habitamos lo que hasta ahora hemos llamado Estado, lo que requiere de un novedoso vocabulario y una tecnología crítica que desafíe los signos de la destrucción.
Por todas estas razones, el próximo congreso de LASA es más importante que nunca. Pese a las dificultades de acceso y los retos que implica encontrarnos en Estados Unidos, Poner el cuerpo en Latinx América, que se realizará de manera híbrida en la ciudad de San Francisco del 23 al 26 de mayo del presente año, se propone reunirnos en asamblea para reflexionar sobre todo lo que sucede, sopesar las devastadoras consecuencias sobre nuestras vidas, pero también las maneras de reimaginar y fortalecer aquello que nos vincula.
Nuestra asociación reúne a diferentes disciplinas y perspectivas, todas amparadas sobre una región común: Latinoamérica, el Caribe, sus diásporas y relocalizaciones. En LASA se exponen las más agudas intervenciones críticas que abarcan múltiples periodos y tiempos, que no se limitan a nuestro presente difícil. Como presidente de LASA, considero que convocar esta edición —contra viento y marea, desafiando las dificultades que impactan sobre nuestra membresía, en tiempos de extrema polarización y precarización— nos hace aún más fuertes y nos obliga a encontrarnos, así sea a distancia, en momentos en que lo vincular, como ya ha propuesto el gran trabajo de la antropóloga argentina Rita Segato, constituye nuestra primera prioridad.
Paradójicamente, estos tiempos difíciles coinciden con la publicación de nuestro número especial, Formas de volver a casa, convocado mucho antes de la elección y ascensión del nuevo gobierno de los Estados Unidos. El presente volumen, tramado junto con mi colega y coorganizadora de LASA 2025, Emily A. Maguire, busca pensar el histórico desplazamiento latinoamericano y las maneras, ingeniosas y a veces inesperadas, de nombrar y volver a aquello que hemos llamado casa. Pura coincidencia…
Los importantes vínculos que se desprenden de nuestros trabajos críticos, de los estudios coloniales a la política del presente, todos prioritarios para LASA, constituyen nuestra legítima manera de contrarrestar el peligroso quiebre que vivimos y, sobre todo, afirmarnos en la importante tarea que escogimos: pensar, nombrar e imaginar nuestro mundo.